viernes, 17 de diciembre de 2010

Recompensa

Todo en esta vida tiene su recompensa, buena o mala dependiendo de lo que hayamos hecho. Llevo una semana de esas que hacía tiempo que no tenía, o quizá es que nunca la he tenido, la cosa es que mis amigos me la han contado miles de veces, y yo no sabía lo que se sentía en una situación así, pero ya lo he sabido. Ha sido una semana de no coger el ordenador, si lo cogía eran 2 minutos de tuenti, el tiempo justo para responder a los privados que tenía todos los días, con dudas de algún examen (viva el tiempo de descanso para seguir hablando del trabajo), y alguna tontería aparte.
Nunca me había tomado nada tan serio, estar desde que llego a casa, tarde por culpa de la rehabilitación que poco me hace, hasta las 12 de la noche, que no puedo más estudiando, pues ha sido algo estresante cuanto menos. Todo tiene su recompensa, y de tanto estudiar ha dado sus frutos, muy grandes, pero no solo academicamente, no...

Una clase de un curso en el que solo vas a estar un año, y por lo general no vas volver a saber más de ninguna de las personas de allí, una clase que las personas que la integran tienen desde 16 a 50 años, unas 30 personas... ¿Qué posibilidad hay de tener la suerte que he tenido yo? No desde el primer día, pero si poco a poco he ido teniendo la oportunidad de hacerme un hueco en esa clase e ir conociendo a cada una de esas personas. Pero ayer fue la cena de clase, sí... Ponte traje, va a ser legendario. Tenía muy buenas vibraciones, y eso no me gusta, al final todo se jode. Pero para nada fue así, desde el primer momento, cuando me encontré con los primeros que llegaban, marchaba todo genial, y dejaba vislumbrar lo que sería una gran noche. En definitiva, comida, más bebida, risas que duraron desde las 10 y poco hasta las 5 de la madrugada, conversaciones, tonteos, bailes, conversaciones, confesiones, abrazos, descubrir (a alguien), desmelenarse, entenderse, humo, aprender, ayudar... y por supuesto... querer repetir.
Vamos, que acabé en un coche, con un amigo y dos amigas, hablando de todo un poco, alegrías, penas y experiencias, a -2ºC, con el humo (y la humedad) haciendo mella, y cayendo en la cama feliz, porque tanto aislamiento para estudiar ha tenido su recompensa y con creces, primera evaluación fuera (cuanto tiempo sin que me pasara esto) y unos buenos amigos, muy buena gente que va a hacer el curso mucho más interesante de lo que en un principio parecía, y eso que mis expectativas apuntaban alto.

Necesitaba, después de tanto, una noche así.

Sobreviví

Quizá mi vida sea una recompensa, no sé que habré hecho en el vientre materno o qué, pero tanta suerte no va a ser normal...

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