domingo, 29 de enero de 2012

El Último Día Libre

Me encantan los días libres, son como una muestra de unas vacaciones, de saborear una amplia libertad, de verdad. Pero es cuando llegan te llegan dos seguidos, casualmente todo el fin de semana, y ves un paraíso escondido tras unos días en los que dormir es lo único prohibido.


Y sales, disfrutas de la luz del Sol tranquilamente, del sabor de la comida, de una siesta y de una noche entre rubias con espuma, ese humo que siempre nos traslada a otro sitio aparentemente igual, pero en el fondo mucho mejor.


Y vuelves a disfrutar de la luz del Sol, pero de otro día en el que también podrás evaporar con esa luz la parte del alma que se han quemado durante el resto de la semana. Coges la guitarra y recuerdas esas historias que aún te hacen sacar una sonrisa. Y encuentras entre tantos acordes algo que te acoge en él, una especie de sensación entre añoranza y estar en el mismo momento, pero mucho mejor aún.


Y llega la Luna del domingo, se enciende un cigarro con su luz en cada hogar, las parejas se despiertan de su siesta y encuentran un lugar íntimo bajo las sábanas para evadirse, más aún, del mundo exterior, (mi admiración por los que pueden hacerlo),  yo me quedo en mi mundo, con los que pueden formar parte de él. Y al final anocheces, con un pitillo en la mano y hablando con el del bajo, el chaval aquel y la chica que se cuela como susurros por el chat.


Sientes que has llegado a buen puerto, pero que las mareas no se remuevan demasiado, es fácil acostumbrarse a lo bueno e imposible a lo malo. Habrán tiempos aún mejores, pero para llegar a ellos debes de seguir anticipándote a los malos y superándolos desde lo lejos.


Desde mi pequeño búnker, para aquellos que sobreviven viviendo.

jueves, 15 de diciembre de 2011

El Fin Del Comienzo

Muchos días, muchos cambios, desde lo personal hasta en el clima. Demasiadas cosas han pasado y la mayoría aún las sigo recordando.


No podría decir que hoy tengo los sentimientos a flor de piel, que se dice, pero si en este momento al menos. Te das cuenta de lo que el tiempo corre, a tu favor, pero también y sobre todo en contra.
Te das cuenta de que en cada suspiro te estás olvidando de muchísimas cosas, dejando pasar la mayoría de ellas, que con ese suspiro se elevan, se escapan y se pierden.


Y los echaré de menos, a todos esos compañeros de los cuales he aprendido mucho, personal y profesionalmente, hasta sin haber tenido contacto con alguno. Echaré de menos cada calada mientras el Sol salía de entre las montañas. También más tarde, cuando ya estaba en su esplendor, escondidos en aquel rincón prohibido, aprovechando y recuperando las horas que mientras, en parte, perdíamos. Aquellas conversaciones sobre todo, sobre nosotros, mi vida, la suya y de nadie más.


Todo, absolutamente todo lo que ha pasado entre esas cuatro paredes, o en las cuatro paredes del bar al que íbamos cuando no deberíamos de estar ahí, o en alguno de los escondites en los que invertíamos un poco de tiempo en humo y conocimientos (sobre nosotros mismos, y de ahí a la vida), todos y cada uno de esos segundos, de esos momentos, pasaban rápidos, se evaporaban dejando un suave rastro en cada uno de nosotros, pero desaparecerían tarde o temprano.


Quien sabe, quizá dando un paso más (literalmente) cuando debía, al lado de aquella puerta del aquel baño, entre el silencio que contienen los pasillos de "Acceso Prohibido" a cualquiera que no fuera del personal, todo habría cambiado. Quien sabe si lo que hacemos se puede traducir en correcto o incorrecto, en malo o bueno, o simplemente en lo que hemos hecho y lo que no.


Tres meses, 440 horas, alguna más y alguna menos. Todas ellas resumidas en la sonrisa de cada día al entrar, y en la tristeza de hoy al irme.


No sé si las despedidas pueden ser emotivas, son despedidas al fin y al cabo, y no me gustan. Nunca nos deberíamos despedir de nadie, siempre digo "hasta luego". Hoy lo dije, y era una despedida emotiva, entre abrazos, besos y cogidas de mano que transmitían seguridad y cierta nostalgia a la par.


-"No perdáis la inocencia, y seguid así. Habéis sido los mejores, sin duda alguna" - Y eso, desde su experimentadas vidas es demasiado decir.


-"No, no la perderemos... Nos la quitarán, si no nos la quitaran sería extraño, y demasiado feliz para ser real. Nos la quitarán, si es que aún nos queda algo, pero seguiremos siendo los mismos."


Después, sus ojos mojados, el silencio mutuo, el último (de este día solamente, seguro) cigarro conjunto. Un abrazo, dos verdades y un "nos vemos mañana". En otro lugar, en otro plan, con otra gente y quizá con otro tiempo que se perderá de distinta forma.


Porque las despedidas no existen, siempre nos reencontramos, sólo hay que saber llevar la espera. Terminaré diciendo la frase que un grande dijo una vez sobre un escenario, y que yo repetí hoy en aquellas escaleras dándole una calada al cigarro.


"Ha sido un placer, ya nos veremos. Y si no nos vemos será por mi culpa"


Cuatrocientascuarenta y tantas horas de su sonrisa haciendo que la vida no sea papel de lija.

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cosas Que Nunca Se Me Dieron Bien

Tus palabras cuando amanecía,
que mirases el reloj cuando no aparecía.
Invitar a un café después de tanto tiempo
sin querer dar noticias al respecto.
Intentar ser un poco más humano,
apreciarlo cuando aún no se ha terminado.
Escribir de ti cuando te he eliminado,
apostar siempre al mismo lado.

Cosas que nunca se me dieron bien,
dejándolas pendientes para febrero,
perdiendo cada mano de la baraja a destiempo,
arrepintiéndome de no dar nunca con lo correcto.
Cosas que nunca se me dieron bien,
y al final no ser más que imperfecto.

Escribir mensajes para nunca ponerle destinatario,
llamarte y colgarte para estar a tu lado.
Mirarte por el retrovisor y sentirme halado.
Poner que te quiero al final de cada verso
y acompañarlo todo con un beso.

Cosas que nunca se me dieron bien,
y quedando siempre al borde del suspenso.
Dejar el texto en blanco y no saber disimularlo.
Creer que estoy siempre al otro lado
de la espada, del mango.

martes, 13 de septiembre de 2011

Mensajes sin remitente

Verte cuando te acercas y temblar porque te apoderas de mí, y me invades poco a poco. Verte cuando te alejas y temblar porque tu pérdida me hace sentir sólo e indefenso. Meterte entre mis brazos y abrazarte fuerte, porque siento las fuerzas que me das, que tan bello tesoro no puedo dejar de acariciar. Beber de tus labios, porque no hay nada mejor que me sacie la sed que la bebida de tu boca. Acariciar cada centímetro de tu cuerpo como si fuera el último segundo para hacerlo. Sentir la necesidad de escuchar tu voz para que se encienda cada músculo de mi cuerpo. Todas las cosas que no te digo si no son al oído. Porque eres la droga de mi insomnio, mi calada de tranquilidad y mi único atisbo de esperanza, cordura y amor que queda en este mundo.


Cierro el móvil. No sé a quien le habré robado este pensamiento, pero suena precioso. Y en el hueco de "Para" donde se selecciona a quien quieres enviarlo, pongo Desconocida, en blanco pues ni si quiera sé si es ese su nombre, pero seguramente es el que más se acerca a esta situación.

miércoles, 31 de agosto de 2011

Relámpagos del Pasado

Ya había perdido la cuenta de cuantos relámpagos había visto pasar esa noche. Ahora, sentado sobre el escritorio, ligeramente apoyado en la pared y con la cabeza y un brazo por fuera de la ventana, seguía mirándolos mientras echaba el último cigarro. 


Recordaba miles de cosas, imaginaba otras tantas, pero sobre todo me perdía en la inmensidad de cielo que se ve desde mi ventana. En esos destellos luminosos, que no mucho más tarde, hacían que el aire se refrescara y traía un ligero olor a lluvia. Buscando respuestas desconocidas a preguntas aún sin conocer lanzaba el humo por la ventana, se iba con el aire, se perdía entre todas las calles de la zona. Y tú...


Tú quizás estabas también apoyada en tu ventana fumando un cigarro, lanzando al igual que yo el humo al aire, y que finalmente acabaría juntándose con el mío como hicieron nuestros cuerpos en su día. O quizás estabas fumándolo pero desnuda en otra cama, con otra persona con la que posiblemente compartías ese humo.


No le daba vueltas a nada, pero todo me daba vueltas. Olvidaba, o ya estaba olvidado, pero recordaba al mismo tiempo. Los aspersores del césped cercano ya se oían, lo regaban, sonido que junto a la visión de aquellos relámpagos me relajaba. Pero no era suficiente para olvidar que el pasado se me volvía a recordar un poco, crudamente, después de haber estado tanto tiempo congelado. Total, el pasado no es más que un mal recuerdo que viene a perturbarnos. 


Sus bragas en el suelo de mi habitación, mi cama deshecha por ese cariño que nos inspirábamos, mi sábana tapándola ligeramente... Se acabó el humo, pero aún seguían allí los relámpagos, a unos cuantos kilómetros de aquí. Como tú. Como lo que hubo entre los dos. Pero tan cercano el que no volverá a pasar.


Giré la cabeza y la miré. Sólo sería esa noche, y contigo fueron más, pero en ellas hubieron muchísimo menos que en ésta. No entiendo entonces el porque el pasado quería venir a darme el follón si pasa desapercibido. Pero parece ser que con algo hay que ocupar la mente si nada más lo hace. Aunque sea algo "insustancial", pues todo tiene su sustancia. 


No había nada más que pensar, si es que alguna vez lo hubo. Me acerqué y la besé. Una caricia por su cara y me acosté a su lado mientras se giraba hacia mí para pasarme uno de sus delgados y suaves brazos por encima. Mis ojos se entrecerraban mientras no apartaba la vista de esos relámpagos y una sonrisa se dibujaba en mi boca como si yo no fuera dueño de ella y no conociera el por qué lo hacía. Quizá esos relámpagos no hacían más que traer nuevas situaciones, nuevos pensamientos a cada destello.


El último relámpago fue fuerte. Todo oscuro y en nada llegó la luz tal y como aquellos extraños pensamientos se marcharon con aquel gran destello de aquel relámpago. Su cabeza sobre mi hombro, su brazo aun sobre mi cuerpo. Ella no se había ido. Podía soportar que aquellos tormentos me visitaran de vez en cuando. Ella no se había ido, por suerte. Pero tú, y todo aquel pasado sí, por más suerte aún, aunque insistáis en volver.

domingo, 21 de agosto de 2011

3 Años Atrás, o No...

Y yo que soy un ser que nunca ha sido querido,
paso, y en cada paso me encuentro con el fracaso
por el intento perdido...


Y esque cuando lo intento ya estoy estrellado,
en el mismo mar de dudas,
siempre estaré ahogado.


Aunque le ponga una luz, la luz se funde
y lo hace para dejar oscuro mi destino
y como siempre soy yo el que se hunde.


Es frágil la vida y más si la piensas
y si no la controlas hay momentos de tormentas,
fríos, solitarios, llenos de charcos y siempre molestas.


¿Acaso no lo piensas que si va bien todo se estropea?
A veces vivo con alas, tirando los problemas,
otras las alas se desvanecen y los problemas me derriban.


Hay momentos en que pienso como finalizar la partida,
la más fácil desconectar, la más dificil seguir hacia arriba
aunque no me queden sueños, quizá lo mejor sea dejar seguir la vida.


P.D: Que recuerdos...

sábado, 20 de agosto de 2011

No es como la dibujé...

Yo ya no sé en que puedo creer.
Ya no sé cuantas pieles he llegado a ver.
Ya no sé si esta vida es como la dibujé
en aquella mesa de primaria en un pequeño papel.


Estoy seguro, mucho más claro
que la vida es mejor cuando tienes alguien al lado.
Te soy sincero si te digo que te miento,
pero tengo miedo a los despistes en algún momento.


Siempre supe que pude caer
pero a mi no me va eso de besarte los pies.
Prefiero perderme entre el humo de los bares,
la música y el alcohol que hacen mi resurrección.

Dame tu mano, levantame de ahí,
este pozo no tiene fin.