viernes, 31 de diciembre de 2010

Bye Bye, 2010

Describir un año, típico de lo que se hace hoy, realmente no es tan fácil, y si lo es será porque no se han vivido las suficientes cosas.

Yo creía que sería un año de 10 (2010... había que ser tonto, al menos en un principio), pero no le falto más de un mes para que todo lo que mejor pintaba desapareciera con una sola palabra, en un sólo minuto, en la nada...

Y después de engaños, desengaños, soledad creyéndome estar acompañado, abandono de tantas cosas por nada... No falto más que medio minuto, media palabra (interrumpida por mi fuerza de voluntad y cortar la llamada telefónica), para que toda la oscuridad que me había venido acechando desapareciera...

Locuras cuerdas, cuerdas locuras sucedieron a partir de ahí. Darme cuenta de todo lo que me estaba perdiendo, amistades, más o menos profundas pero amistades, Lunas, Soles,calles, conversaciones, fiestas, desfases, canciones, nuevas caras, aprender...

Si hubiera sido un año vacío (o casi) con esas palabras bastaría, pero no... Completo, ha acabado siendo un año de 10, prácticamente, subiendo nota. Me he dado cuenta de cuantas personas he podido descuidar, que grandes son, de cuantas he tardado en conocer, que profundo me han llegado...

Gracias, simplemente...

Señoria María Molina, Helen, Juandi, J.A, Leo, Alba, Carlos, Jose, Pablo, Pablito, Sonia, Alberto, Anika, Ana, Raquel, Grupo A, Grupo C, Clase de este año, Grupo J, Compañeros de penas, Compañeros de alegrías, Gente la cual no puedo decir su nombre, Gente que volvió a aparecer después de un tiempo...

Y no me faltan grupos, y no digo todos los nombres porque se me acabarían olvidando muchos y no es plan, y en una foto no cabría tanta gente... Cada uno sabe el porque de esos grupos y en cual están, pero prácticamente están puestos con los que más aprendo/aprenderé, me hacen sacar sonrisas de la nada, siempre están apoyando... En fin, que GRACIAS por hacer que el año haya acabado en 10 y no en 9,5 cuando en un principio estaba en 2. Se os quiere.

Que el año nuevo no sea más que la solución a que nuestros sueños se conviertan en realidad y a partir de eso, todo lo que pase no sea más que una extensión de ellos sin acabar en una espiral monótona y vacía de sentimientos.

Bye, bye 2010

lunes, 27 de diciembre de 2010

Alarido

Un lunes cualquiera, una noche cualquiera, un canal cualquiera. Últimamente nada que destacar, nada excepto eso, que no hay nada que destaque, y lo poco que destaca podría no existir.
Las calles frías, me encanta, pero nadie con quien salir, todos en casa, con sus respectivas "almas gemelas" pasando de lo(s) demás.
Gente que quiere desaparecer... ¿Qué se le va a hacer? Si no se le puede hacer nada... pero es un punto aun más negativo quizá.
Gente que aparece de nuevo, después de varios meses... Podrías desaparecer, ¿no?

Lo último que necesito en estos días tan desequilibrados, en los que no hay nada seguro, solamente que no van a ser los mejores, es que el pasado intente volver. Imposible, pero al menos me quiere atormentar, desestabilizarme más aún, a mi y a esta situación.
Hago repaso desde entonces hasta ahora... ¿Salgo ganando? Sin duda sí, y por eso no quiero que el pasado vuelta atormentándome, o al menos incomodando toda situación en la que esté presente.
Quizá es el momento en el que también veo una salida, porque quizá todo sea cuestión de buscar, rebuscar, y excavar en la situación para ver que todo plan tiene sus fallos, que toda programación tiene sus huecos, que siempre hay algo o alguien que no sigue el mismo ritmo, que también se para o buscar esa alternativa que tanto se resiste a aparecer, pero al fin acaba apareciendo.

Tal vez todo sea tocar tres canciones en mi vieja guitarra, expandir mi voz a más no poder, que los acordes y el sonido de mi alma se junten y entrelacen cual humo creando una sola melodía, ponerse algo de abrigo y una ligera coraza por el frío y el granizo que pueda caer en este momento, y caminar con todas mis queridas bagatelas rumbo a donde el aire lleve al humo, donde la situación y las decisiones me lleven a mí.

Algo Mejor

viernes, 24 de diciembre de 2010

Trocito de mí

Me gusta mira a la Luna desde cualquier sitio que se vea bien.
Me gusta hacer figuras extrañas con el papel de la rehabilitación mientras espero mi turno.
Me gusta bajar las persianas hasta dejar mi habitación en penumbra para descansar o hacer una sesión de películas o juegos.
Me gusta acurrucarme en la cama, encogerme a más no poder, y sentir como el frío va desapareciendo poco a poco, hasta que solo queda el calor exacto.
Me gusta tomarme un vaso bien caliente de leche con nesquick en mitad de la tarde y de la noche.
Me gusta cantar en voz alta, muy alta, mientras toco la guitarra, como si solo existiera mi voz.
Me gusta sentirme rey del mundo aunque solo sea por un momento determinado.
Me gusta mirar luces muy brillantes en la oscuridad, como si de luces de neón en mitad de calles apagadas se tratara.
Me gusta sentirme útil.
Me gusta este ambiente navideño que empieza a inundar toda la ciudad.
Me gusta acurrucarme por la tarde y ver una de esas películas navideñas tan felices que dan en la tele en esta época.
Me gusta saltar, correr y no parar, soltando toda mi energía mientras escucho alguna de mis canciones favoritas.
Me gusta evadirme en otras épocas viendo películas donde se muestren.
Me gusta estar en algún bar, o por el estilo, bien acompañado y con la risa como protagonista.
Me gusta encerrarme en el bunker que es mi habitación y estar en una burbuja cuando necesito organizamiento.
Me gusta escribir poemas (o intentos) y hacerlos canciones en la tranquilidad.
Me gusta recibir un mensaje que me haga sonreír justo antes de dormir.

Me gusta que hayan llegado ya las vacaciones para poder disfrutar de todas (o casi) estas cosas, y muchas otras más que me hacen, simplemente...

A ver si alguien me ofrece mas de 7 noches...

viernes, 17 de diciembre de 2010

Recompensa

Todo en esta vida tiene su recompensa, buena o mala dependiendo de lo que hayamos hecho. Llevo una semana de esas que hacía tiempo que no tenía, o quizá es que nunca la he tenido, la cosa es que mis amigos me la han contado miles de veces, y yo no sabía lo que se sentía en una situación así, pero ya lo he sabido. Ha sido una semana de no coger el ordenador, si lo cogía eran 2 minutos de tuenti, el tiempo justo para responder a los privados que tenía todos los días, con dudas de algún examen (viva el tiempo de descanso para seguir hablando del trabajo), y alguna tontería aparte.
Nunca me había tomado nada tan serio, estar desde que llego a casa, tarde por culpa de la rehabilitación que poco me hace, hasta las 12 de la noche, que no puedo más estudiando, pues ha sido algo estresante cuanto menos. Todo tiene su recompensa, y de tanto estudiar ha dado sus frutos, muy grandes, pero no solo academicamente, no...

Una clase de un curso en el que solo vas a estar un año, y por lo general no vas volver a saber más de ninguna de las personas de allí, una clase que las personas que la integran tienen desde 16 a 50 años, unas 30 personas... ¿Qué posibilidad hay de tener la suerte que he tenido yo? No desde el primer día, pero si poco a poco he ido teniendo la oportunidad de hacerme un hueco en esa clase e ir conociendo a cada una de esas personas. Pero ayer fue la cena de clase, sí... Ponte traje, va a ser legendario. Tenía muy buenas vibraciones, y eso no me gusta, al final todo se jode. Pero para nada fue así, desde el primer momento, cuando me encontré con los primeros que llegaban, marchaba todo genial, y dejaba vislumbrar lo que sería una gran noche. En definitiva, comida, más bebida, risas que duraron desde las 10 y poco hasta las 5 de la madrugada, conversaciones, tonteos, bailes, conversaciones, confesiones, abrazos, descubrir (a alguien), desmelenarse, entenderse, humo, aprender, ayudar... y por supuesto... querer repetir.
Vamos, que acabé en un coche, con un amigo y dos amigas, hablando de todo un poco, alegrías, penas y experiencias, a -2ºC, con el humo (y la humedad) haciendo mella, y cayendo en la cama feliz, porque tanto aislamiento para estudiar ha tenido su recompensa y con creces, primera evaluación fuera (cuanto tiempo sin que me pasara esto) y unos buenos amigos, muy buena gente que va a hacer el curso mucho más interesante de lo que en un principio parecía, y eso que mis expectativas apuntaban alto.

Necesitaba, después de tanto, una noche así.

Sobreviví

Quizá mi vida sea una recompensa, no sé que habré hecho en el vientre materno o qué, pero tanta suerte no va a ser normal...

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Mi Ello

Si no fuera por el, estaría realmente perdido. Mi Yo está bien colocado, en su sitio, sabe separar una cosa de la otra y controlar mis otros dos elementos. Si por mi Super Yo fuera... apenas mi vida tendría un sentido, estaría reprimido en mí mismo, sin un fundamento en mi vida, sería políticamente más que correcto.
Pero puedo dar gracias a mi Yo que está cuerdo (o al menos no tan loco como podría) y sabe como administrar tanto a mi Super Yo como a mi Ello. Mis impulsos se mueven con lo aprendido, y gracias a ellos puedo sonreír al recordar muchísimas cosas, incluso al finalizar un día.
Me encanta quedarme en casa sin conectarme al msn y disfrutando de unas partidas a algún juego que me teletransporte a alguna época que me encantaría vivir, después, cuando mi cabeza empieza a salir de la burbuja en la que me he metido, me conecto al msn en busca de más vida y poder tener unas charlas agradables con algún amigo, aunque sean de tonterías que no llevan a ningún lado, o de cuando veremos alguna película que llevamos meses arrastrando.
Me encanta desaparecer, no dar señales ni explicaciones a nadie, y estar perdido sólo (porque de momento eso de acompañado no lo veo muy viable) dedicándome a lo que sea, escribir, componer, tocar, o inventar situaciones que nunca me pasarán.
Me encanta tomar la iniciativa, hacer un plan totalmente improvisado y cumplirlo, como ir a tomar algún batido a una tienda nueva del tipo que hayan abierto, o ir a dar unas vueltas para hablar, mirar ropa que nunca me compraría y arreglar la vida y el mundo mirando mirando el mar de cerca. 
Me encanta que me saquen casi obligadamente de casa cualquier noche y que ésta haga de las suyas, manejándonos como simples marionetas, grabando en nuestra piel y memoria cada uno de los pasos que hemos dado y todas sus consecuencias.
Me encantan las conversaciones filosóficas con esas personas que me sorprenden cada día mas con su mente, las conversaciones hasta la madrugada hablando de todo un poco, las conversaciones en las que hablo de ti sin que te conozca aún.
Me encanta cuando pongo la música alta, cuando canto sin importarme quien me puede oír liberando toda la fuerza de mi alma, cuando toco la guitarra canciones que tengo de fondo y al rato de haber terminado me doy cuenta de que me he quedado sólo haciendo un punteo sobre la canción que ya paró de sonar, cuando alguien me agrega al tuenti por cualquier cosa y tenemos una conversación sin timidez, de lo más agradable para acabarnos de conocer, cuando me levanto eufórico y no puedo parar de correr y saltar aunque los demás estén deseando que pare, cuando empiezo a escribir un texto y ya no puedo parar, cuando rompo los silencios con un comentario que hace soltar alguna carcajada, cuando agrego a alguien porque he visto algo interesante y no parece que le importe y podemos estar hablando horas y horas, cuando me suelto en algún concierto y estoy la hora entera moviéndome mientras toco sin poder estarme quieto un segundo, cuando tomo el control de la situación, cuando el primero en apuntarse a un bombardeo e iniciarlo soy yo, cuando doy ánimos al equipo chillando porque vamos perdiendo 0-1 y todos están callados o criticando, cuando me adelanto a las situaciones y las manejo totalmente saliendo exitoso de ellas...

Me encanta cuando Mi Ello toma el control y me hace llegar a puntos que nunca pensé que podría llegar haciéndome sentir YO.

                                          MI SUPER YO, MI ELLO Y MI YO

miércoles, 1 de diciembre de 2010

¿Dónde está...?

Se puede encontrar en cualquier lugar, donde más lo esperamos y donde menos.
Las miradas de una chica a las 7:42 de la mañana al lado del Día que hay cerca de casa, la chica que espera día a día a que su amiga baje para ir juntas a clase y cada vez que pasas se queda mirando, la compañera que se sienta dos filas delante con la que solo bromeas de lo poco que os comunicáis en clase, la dependienta de la panadería a la que vas a comprarle el desayuno cada día con la que te permites hablar un poco e ir soltando cosas más personales, la chica apoyada en la pared que cuando pasas en el coche deja de escribir en el móvil y se queda mirando y baja la mirada, la miras y te vuelve a mirar, se sostiene la mirada y hay una sonrisa mutua mientras el coche (o el destino) sigue avanzando sin dar lugar a más.
Cada una de las miradas de esas personas con las que te cruzas cada día, que aun siendo la misma hora y el mismo lugar nunca es la misma gente, ni la misma mirada, ni el mismo significado, y no hacen las calles más especiales ni las colorean de un color distinto al que ya tienen.
Pasamos las horas, los días, las semanas, los meses, los años, la vida, buscando a esa persona que con una simple mirada nos cautive, que con una sonrisa encienda nuestro mundo, y quizá la buscamos demasiado y no nos damos cuenta de que esa persona puede ser con quien hablamos día tras día, que en vez de esa compañera de dos filas de lejanía (que en realidad está a dos años luz de nosotros) puede ser la compañera de al lado, que en vez de cualquiera de esas personas que nos cruzamos podría ser esa persona con la que necesitamos hablar aunque solamente sea para decirle nuestra nota de hoy, o necesitamos recibir un "quieren hablarte" para saber que aún esta ahí y no se va a mover.

Pasamos una vida entera buscando a la persona adecuada en el sitio que creemos más adecuado, cuando quizá es el mas equivocado. Los seres humanos tendemos a volverlo todo más complejo, y no ver la esencia en si, las cosas simples son más acertadas que las complejas. Queremos encontrar a esa persona con la que transformar nuestras noches junto a ellas en un ciclo sin final, y cuando la encontramos no queremos perderla jamás, aunque sepamos que es un paracaídas que al final se pinchará y caeremos estampados contra el suelo. Porque como siempre (al menos a mí) empiezo en lo más alto, y de pronto ya no toco las nubes, ni si quiera las puedo oler, y cuando me quiero dar cuenta ya estoy intentando levantarme, y después de esto, martirizándome.

¿Y si no pasáramos la vida entera buscando a esa persona y simplemente dejásemos que entrase por si sola? Yo de momento prefiero quedarme en la acera, paseando, estoy mejor que bien, hasta el día que venga esa persona a contestarme a "¿porqué si he de tenerla?" y cuando me quiera dar cuenta ya las calles no puedan coger el mismo color sin ella.