martes, 13 de septiembre de 2011

Mensajes sin remitente

Verte cuando te acercas y temblar porque te apoderas de mí, y me invades poco a poco. Verte cuando te alejas y temblar porque tu pérdida me hace sentir sólo e indefenso. Meterte entre mis brazos y abrazarte fuerte, porque siento las fuerzas que me das, que tan bello tesoro no puedo dejar de acariciar. Beber de tus labios, porque no hay nada mejor que me sacie la sed que la bebida de tu boca. Acariciar cada centímetro de tu cuerpo como si fuera el último segundo para hacerlo. Sentir la necesidad de escuchar tu voz para que se encienda cada músculo de mi cuerpo. Todas las cosas que no te digo si no son al oído. Porque eres la droga de mi insomnio, mi calada de tranquilidad y mi único atisbo de esperanza, cordura y amor que queda en este mundo.


Cierro el móvil. No sé a quien le habré robado este pensamiento, pero suena precioso. Y en el hueco de "Para" donde se selecciona a quien quieres enviarlo, pongo Desconocida, en blanco pues ni si quiera sé si es ese su nombre, pero seguramente es el que más se acerca a esta situación.

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