miércoles, 10 de agosto de 2011

Trayecto Conjunto

Ya habían pasado horas desde que nos subimos. Yo, pegado a la ventanilla mirando el paisaje, siempre me ha gustado, tantos caminos, tantos lugares, el cielo con sus nubes sin parar de moverse, parecía que el tiempo no pasaba por allí, que la libertad es algo enorme y mirar esos paisajes hacían que me sintiera fuera de este mundo. Ella aún tenía su cabeza apoyada sobre mi pecho, se había quedado durmiendo sobre él y su mano no se despegaba de mi barriga.


Desde que empezamos el camino el poco ruido del tren a veces me ponía de los nervios. Había visto a decenas de personas subirse y bajar, algunas solas y otras acompañadas, algunas riendo, otras tristes, y otras simplemente indiferentes, pero sin duda de todas se me contagiaba un poco de su ánimo. Eché otro vistazo a nuestro vagón, apenas había ya alguien más, me volví a perder mirando por la ventana. El Sol ya casi había desaparecido, aunque aún quedaba su claridad. Ya no se avisaba de una próxima parada, sólo quedaba una, la última, aquella donde nos bajaríamos y comenzaría algo nuevo.


Noté como alguien me miraba intensamente, bajé la cabeza y ella acababa de despertarse. Aún con los ojos entrecerrados me miraba sonriendo. Con media sonrisa la apretujé un poco contra mí, en una especie de abrazo a un solo brazo. Levantó un poco su cabeza de mi pecho y sin dejar de mirarnos me preguntó.


-Ya estamos casi, ¿no? Creo que el principio se me ha pasado muy rápido.
-Sí, ya hemos llegado prácticamente. Es normal que se te haya pasado rápido, el principio parece divertido, con mucha ilusión de hacer este viaje, y por muchas veces que lo hayas tomado parece que es todo totalmente nuevo.
-¿Y como no te has dormido? No he podido resistirme, estaba muy a gusto...
-Prefiero mantenerme despierto, tengo miedo a los despistes en algún momento.
-Dime... ¿Qué pasará cuando lleguemos allí? ¿Qué haremos? Siento como un vacío si lo pienso...
-No lo sé... Creo que nadie lo sabe. Sólo sé que hemos cogido juntos este camino, y hemos seguido juntos, pero una vez lleguemos sólo tengo la seguridad de que nos bajaremos juntos...
-¿Y luego?
-No sé... Hay muchos caminos, demasiados, excesiva cantidad a veces, pero quizá a alguno le interese coger alguno de esos caminos... Y también es probable que le interese cogerlo sin el otro.


Hizo una pequeña mueca mientras dejaba caer de nuevo su cabeza sobre mi pecho, nos cogimos de la mano, la acción fue mutua, y nos la apretamos, mientras ambos nos perdíamos en el paisaje.


Ya se escuchaba de nuevo el ruido de los demás pasajeros, solos y acompañados, moviéndose por los vagones para salir los primeros por la puerta, mientras a través los altavoces esa voz que apenas tenía expresión alguna informaba de que ya habíamos llegado a la ultima estación de nuestro tren.


-¿Y porque no puede seguir? Hay más caminos a los que puede llegar con nosotros, estoy segura... -dijo mientras nos levantábamos y apartábamos la vista de aquella ventana que, durante un buen tiempo, nos había mostrado un paisaje precioso.
-Ahora ya dependemos de nosotros mismos, de cada uno...


Salimos por la puerta, y en seguida el aire nos pasó agresivamente por todo el cuerpo. La multitud de gente andando y corriendo de un lado para otro era agobiante. Nos tocaba elegir, o seguir juntos y subir las escaleras hacia una nueva vida o perdernos entre esa multitud de gente.


Quien sabe, quizá el destino nos junte en otro vagón...

No hay comentarios:

Publicar un comentario