No miento si digo que me apetece quemar la noche, arrasar el bar con todas sus botellas y buscar la luz en el fondo del vaso. No encontrarla y cuando mi cabeza empiece a dar vueltas y todo coja diferentes colores, cuando empiece a perder la noción y control de todo, que aparezca esa luz a rescatarme de esa (y las demás también) noche en la que me pierdo por los bares, por los rincones con humo, donde todo se vende a precios muy baratos. Que me lleve a un mundo paralelo, donde mi camino empiece donde empiezan sus pies, donde mi boca encuentre compañera y mis latidos se muevan al son de los suyos. Donde el tic tac del reloj se pare y lo único que pasen sean nuestros susurros de nuestra boca al oído, de nuestros labios al ombligo. Donde la Luna le impida salir al Sol y tengan que compartir por un rato el cielo. Donde el amanecer no tenga sabor a resaca ni a alcohol del chino, si no a su saliva y a pasión.
Una luz, su luz, que me saque de esta monotonía que me está atrapando, encerrando en una espiral en la que poco a poco voy bajando hasta tu vértice.
Termino la canción, sonriendo y con mi voz aguantando la última letra. La motivación ha vuelto a coger fuerzas y ahora no puedo borrar la sonrisa que empieza a hacer acto de presencia. Ya no me puedo estar quieto, todo empieza a volver, muy lentamente, a su sitio. Mientras, seguiré cantándole a esa Luz.
Incorrecto, imperfecto, rebuscado y manifiesto. Lo que pienso, lo que siento. Claramente sin definición. Incompleto, sólo negro...
Yo sé una forma de sacarte un rato de esa monotonía, ya sabes, avísame cuando quieras ;)
ResponderEliminar